1.3.10

Capítulo 11. Necrosis.


¿Y si todo hubiese sido distinto?

El guerrero se habría quedado a vivir en su pequeña aldea, con los "amigos" de la infancia.

Se habría dedicado a trabajar la tierra para tener comida cada día.

Seguiría soñando con la infinita inmensidad del mundo que le rodea, al mirar cada noche al cielo.

Viviría encerrado en una cárcel que el mismo habría forjado a sangre y fuego.

Tendría que lamerle el culo a ciertos entes "superiores" para que le permitiesen seguir viviendo cada amanecer.

Habría tenido una vida "sencilla", sin complicaciones lo suficientemente poderosas para turbar su sueño.

No habría sufrido tanto por cada herida recibida en combate.

No habría conocido a ciertas personas que le han hecho conocer la felicidad, y amar la vida.

No conocería una ínfima parte de la realidad.

No habría sentido vergüenza ajena ante el cinismo que domina a la raza humana.

No habría tenido la oportunidad de comprender el valor del espacio, el tiempo, la vida, la muerte.
No entendería el error de añadir fuego al fuego.
Sería una vida vivida en el silencio...



Pero no fué así.

Tomó una decisión.

Ahora es como esa luz que te ciega.

Es el cloroformo que hace que te desmayes ante su presencia.

Es esa voz que hace que tus tímpanos tiemblen de miedo.
Es el colmillo perforando tu cuello.
Es ese escalofrío involuntario que te escarcha la piel.
Es el agua mezclada con la tierra, que hace que andes con dificultad, enterrando tus pies en la profundidad.

Es la tiniebla que percute en tus pesadillas.
Es el veneno mezclado con el vino.
Es un temblor de tierra en tu camino.

Es el frasco que contiene tu destino.

Es la lírica que ennegrece tu corazón.

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